Resignificar el propio ser: Un viaje a través de la literatura y la terapia
En cada patito feo se oculta la promesa de un cisne; en cada dolor, la posibilidad de descubrir nuestra verdadera belleza.1
En el transcurso de mi vida profesional como psicóloga, he sido testigo de la capacidad transformadora de los libros en el proceso terapéutico. Sin embargo, fue durante un momento profundamente personal que experimenté de manera más íntima cómo la literatura puede ser una herramienta poderosa para conectar, resignificar y expresar vivencias personales. En un período de mi vida marcado por una profunda pérdida de identidad, sensación de diferencia y autorechazo, los libros El Patito Feo de Hans Christian Andersen y Los Patitos Feos de Boris Cyrulnik se convirtieron en las metáforas que me permitieron comprender y reconciliarme con mis propios sentimientos.
En el contexto de mi terapia, me encontraba atravesando una etapa de cuestionamiento profundo sobre mi identidad. La sensación de no encajar, de ser diferente y de no encontrar un lugar en el mundo me afectaba profundamente. Era como si estuviera atrapada en una lucha constante con mi sentido de sí misma, incapaz de ver mi valor intrínseco. Mi terapeuta, un hombre con una perspectiva comprensiva y sensible, reconoció la importancia de abordar estas cuestiones a través de una metáfora literaria que pudiera resonar conmigo.
En cada patito feo se oculta la promesa de un cisne; en cada dolor, la posibilidad de descubrir nuestra verdadera belleza.
En el transcurso de mi vida profesional como psicóloga, he sido testigo de la capacidad transformadora de los libros en el proceso terapéutico. Sin embargo, fue durante un momento profundamente personal que experimenté de manera más íntima cómo la literatura puede ser una herramienta poderosa para conectar, resignificar y expresar vivencias personales. En un período de mi vida marcado por una profunda pérdida de identidad, sensación de diferencia y autorechazo, los libros El Patito Feo de Hans Christian Andersen y Los Patitos Feos de Boris Cyrulnik se convirtieron en las metáforas que me permitieron comprender y reconciliarme con mis propios sentimientos.
En el contexto de mi terapia, me encontraba atravesando una etapa de cuestionamiento profundo sobre mi identidad. La sensación de no encajar, de ser diferente y de no encontrar un lugar en el mundo me afectaba profundamente. Era como si estuviera atrapada en una lucha constante con mi sentido de sí misma, incapaz de ver mi valor intrínseco. Mi terapeuta, un hombre con una perspectiva comprensiva y sensible, reconoció la importancia de abordar estas cuestiones a través de una metáfora literaria que pudiera resonar conmigo.
Fue entonces cuando introdujo los libros El Patito Feo de Hans Christian Andersen y Los Patitos Feos de Boris Cyrulnik. Ambos textos, aunque distintos en su enfoque, ofrecían una representación simbólica de mis propias luchas internas. El Patito Feo, con su historia de un pequeño patito que es rechazado por su apariencia, pero que finalmente descubre su verdadera identidad como un hermoso cisne, resonó profundamente conmigo. La historia del patito que sufre por no ser aceptado, pero que eventualmente encuentra su lugar en el mundo, se convirtió en un espejo de mi propia experiencia de sentirse desajustada y rechazada.
Por otro lado, Los Patitos Feos de Boris Cyrulnik, con su enfoque en la resiliencia y el proceso de transformación personal, proporcionó un marco adicional para comprender y resignificar mi experiencia. Cyrulnik explora cómo las personas pueden superar el dolor del rechazo y la diferencia, convirtiendo esos desafíos en oportunidades para el crecimiento personal. La lectura de este libro me permitió ver que mi proceso de autoaceptación y redefinición personal no solo era válido, sino que también podía ser un camino hacia el crecimiento y la autoafirmación.
Integrar estos libros en mi terapia fue una manera de resignificar mis experiencias personales. Como psicóloga, mi formación y experiencia me han permitido entender la teoría detrás de estas transformaciones emocionales, pero como persona, la lectura de estos libros me brindó una experiencia directa de su poder terapéutico. La conexión entre la teoría y la práctica se hizo evidente a través de estos textos, que no solo me ayudaron a entender mi proceso, sino que también me ofrecieron consuelo y esperanza en un período difícil.
Este proceso de integración y resignificación no solo ha sido una lección en mi desarrollo personal, sino también un recordatorio de la profunda conexión entre la literatura y la psicología. La capacidad de los libros para iluminar nuestras experiencias y ofrecer nuevas perspectivas es una herramienta invaluable en el camino hacia la autoaceptación y el bienestar.
- Vélez, M. D., 2024. ↩︎